Esta es otra historia de vida, esto verdaderamente pasó y espero transmitir a mis fieles lectores lo que sentí en ese momento.
Corria la primavera del año 1991 y en el jardin de una escuela pública se encontraba una adorable y pequeña niña de 6 años, ella feliz compartia día a día con sus compañeritos y su tía. Hasta que un día, que no recuerdo muy bien por que, la llevaron al médico y después de varios examenes y pruebas dieron a los padres una noticia devastadora. La niña tierna, pequeña, la alegria del hogar, debe ser operada, deben extirparles las adenoides...cosa que en ese momento ni siquiera sabia que tenia. Recién me enteraba que tenia adenoides y ya querian sacarmelas.
Los preparativos fueron intensos y llenos de nerviosismo, estaba todo preparado, el pijama, la toalla, el peluche que la acompañaba día a día. La madre, quien trabajaba intensamente en un hospital de Nueva Imperial, pidió permiso para poder estar con su hija.
Entonses "llegó el momento", el día D... estaba todo listo y dispuesto para la cirugia.
Hasta que ocurrió algo inesperado, a la madre le comentan que como regla del Hospital Hernán Henriquez no se admite la compañia de un adulto después de los 5 años. Como si una niña de 6 años recien cumplidos puede vivir sola la experincia de un proceso de operación. Quizás pueda sonar exagerado, pero contextualizaré, la niña debia estar sola en una pieza oscura, mal pintada y en comapañia de 3 a 4 niños asustados.
Después de tanto insistir y apelando a los contactos con los cuales contaba la madre, logra acompañar a su hija.
La operacion transcurre sin problemas, la compañia de la madre aliviba la incomodidad del proceso post operatorio, que incluia entre otras cosas el no poder ingerir alimentos ni liquidos.
A la mañana siguiente la pequeña comenzó a sentirse mal, tenía fiebre y mucho dolor. Entonses la madre llamó a las enfermeras para que pudieran ayudar a su hija. Pero estas hicieron caso omiso a los llamados de la madre quien estaba angustiada por su hija. Llamó una, dos, tres y cuatro veces, hasta que llamó definitivamente a la enfermera jefe, quien recriminó fuertemente a la enfermera de turno. Entonses ocurrió algo que jamás he podido entender y no pretendo hacerlo. Una mujer, de grandes proporciones, llegó donde se encontraba la niña y su madre, las miró a ambas y preparó su arma, una jeringa que contaba un medicamento que ayudaría a la pequeña a aliviar su malestar. Tomó su jeringa abrío la cama con fuerza y con esa misma fuerza le bajo su pijamita y le clavó con una fuerza desmedida la jeringa...acto seguido se escuchó el grito desgarradorde la niña el cual se sintió en toda la sala, el llanto de dolor y rabia conmovió a los niños, madres y funcionarios que se encontraban en pediatria.
La madre enfurecida por el acto macabro de la enfermera de desquitarse por las recriminaciones
de su jefa, hizo que llamara nuevamente a la enfermera jefa... la verdad no sé que cosas le dijo, pero si sé que la subió y la bajo.
A los pocos minutos se ve a la enfermera jefa acariciando a la niña quien se encontraba llorando aún por el intenso dolor sufrido.
Así fué, un acto de desquite de una mujer, una bestia de mujer que agredió deliveradamente a una niña de 6 años. Espero verdaderamente que esa persona o que se dice llamar persona se vaya a la punta del cerro, lamentablemente no la perdonó y cada vez que veo una jeringa me acuerdo de esa bestia y eso no es agradable.
Pero en fin, eso fué una experincia de vida vida que me hizo valorar varias cosas entre ellas lo más importanete para mí como lo es mi familia.
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